Más de 130 personas participan en el primer gran encuentro para hablar del reto de solucionar el problema de los asentamientos de inmigrantes
Primera gran cita de la Fundación Almería Tierra Abierta (ALTA), una organización nacida hace poco más de un año para hacer frente a los problemas sociales, culturales, sanitarios, económicos o ambientales derivados de la existencia en varias zonas de la provincia de asentamientos que albergan a muchos miles de personas llegadas desde otros países.
Se han dado cita más de 130 personas que comparten la inquietud por una situación que atenta no sólo contra los más elementales derechos de los seres humanos que residen en los poblados chabolistas, sino contra la imagen y la buena reputación de una provincia que ha sido capaz de revertir su situación económica y social en los últimos años.
El relato de los representantes del Patronato de esta fundación comunitaria recuerda que Almería fue, en la primera mitad del pasado siglo, una tierra de emigración porque no había ni recursos ni trabajo para todos. Actualmente y gracias sobre todo a la agricultura intensiva, la provincia ha pasado de exportar personas a exportar millones de toneladas de hortalizas y a importar mano de obra para atender las necesidades de ese sector.
A partir del relato de un periodista, publicado hace casi dos años, un grupo de siete personas se reunieron para dar vida al primer embrión de lo que hoy es la Fundación y, a juzgar por la alta asistencia que este jueves se registró en el I Encuentro de ALTA, esa semilla ya está dando sus frutos incorporando a más de un centenar de personas, cifra que espera ampliar en los próximos meses, con las mismas inquietudes y con similar determinación.
El objetivo se mantiene inamovible y contempla no sólo dejar atrás el modelo de esos asentamientos, sino avanzar en el conocimiento del problema y en sus vías de solución. Aclaran desde ALTA que el objetivo trasciende a esa tarea, de esta manera se adentra en la necesidad de generar un clima de convivencia cada vez más positivo y avanzar hacia unos modelos de convivencia que haga válido aquel viejo dicho de “en Almería no serás un extraño”.
Para ello los responsables de la Fundación apelan a la necesaria participación del conjunto de la sociedad civil, a la que en el encuentro pedían ayuda “para caminar hacia una sociedad más tolerante, más respetuosa con las personas sin que la raza, el sexo, la religión, el origen, la cultura, la posición social o las diferentes ideologías se conviertan en barreras infranqueables para la consecución de un modelo más justo para todos.
Porque los migrantes que acuden a la provincia conforman un colectivo importante, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo; se trata al fin y al cabo de personas que vienen para construir sus vidas, crear y alimentar sus familias y aportar una fuerza laboral que es necesaria para mantener la estructura productiva de Almería. Esos efectos positivos, a estas alturas claramente demostrados, deben servir para propiciar un cambio en la percepción que los propios almerienses tienen de la inmigración.
Si importante es que los asentamientos y la injusta situación en la que en ellos viven miles de personas vayan desapareciendo, tanto o más lo es que los recelos, los bulos o la animadversión queden enterrados para dar paso a un modelo de convivencia fructífera para todos, respetuosa con todas las personas que viven y trabajan en la provincia y justa en todos los sentidos, desde los sociales a los económicos o laborales.
Los miembros fundadores de Almería Tierra Abierta han destacado el hecho de que cuando han llamado a las puertas de administraciones, empresas de todos los sectores u otros colectivos de la provincia “todos sin excepción nos han abierto sus puertas y nos han mostrado su disposición a colaborar en nuestros objetivos; de hecho, desde que comenzamos a trabajar en el proyecto nos hemos convertido en una entidad confiable , y la pregunta cuando nos dirigimos a ellos pidiendo colaboración es qué necesitamos para seguir adelante”.
Almería Tierra Abierta está contando con el asesoramiento y la colaboración de la Asociación Española de Fundaciones. Rosa Gallego, directora de Relaciones Internacionales y Fundaciones Comunitarias de la AEF, afirma que la almeriense es una de las fundaciones con bases más sólidas de las que operan en España “porque aquí se han dado cita el talento, el conocimiento, un fuerte compromiso y el afán tanto de aportar soluciones como de prestar apoyo al resto de organizaciones que están trabajando en el día a día con los inmigrantes. ALTA no ha venido para sustituirles, sino para procurar darles respaldo, porque esta es una tarea en la que todos tenemos cabida y donde la clave está en sumar voluntades, esfuerzos y recursos”. En su opinión son proyectos que han de desarrollarse ahora, pero sobre todo para construir un nuevo futuro.
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