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Carmen Crespo deja morir a la Peana de Serón, a la que declaró Monumento Natural hace menos de dos años

Encina milenaria de Serón
Encina milenaria de Serón

Colectivos conservacionistas alertaron hace un año de la situación de la encina milenaria de Serón y acusan al Gobierno andaluz de no atender debidamente a este ejemplar, único en Andalucía

La inacción de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible que dirige la almeriense Carmen Crespo es, a juicio de los colectivos conservacionistas y expertos medioambientales, la causa de que la encina milenaria de Serón –la Peana- agonice. La actuación del Gobierno andaluz respecto a este ejemplar, único en Andalucía, es, cuanto menos, curiosa. En abril de 2019, el Gobierno de Moreno Bonilla la declara Monumento Natural y, un año después, empieza a agonizar tras la aparición de grietas que denotan, según los colectivos, una “falta de atención” por parte de la autoridad competente, la Junta de Andalucía.

La catalogación como Monumento Natural de nada ha servido a este árbol para que se extremaran las atenciones por su particularidad. De hecho, pese a los intentos de los colectivos ecologistas de la provincia por aportar ideas para salvar a la Peana, la Junta de Andalucía la dio por muerta, como trasladó al Defensor del Pueblo, a finales de enero después de un requerimiento efectuado por una nueva asociación en defensa de la encina de Serón.

En junio, cuando se advirtió el peligro que corría la Peana diversos especialistas aportaron a Agricultura y Medio Ambiente soluciones técnicas, tratándose de  arboristas con experiencia y conocedores de la problemática de este árbol. Pidieron, entonces, a la Consejería de Agricultura que les atendiera y que les dejara ocuparse de La Peana, pero Carmen Crespo no dio pasos firmes al respecto y el árbol se deterioró aún más hasta que en enero la Junta tiró la toalla.

Esta semana finge recogerla y publicita un encuentro con asociaciones ecologistas en la Delegación de Agricultura. Se trata de una reunión con los mismos colectivos que quisieron trasladar sus conocimientos y ayuda a la administración para recuperar la encina. Ahora, un año después es cuando la consejería que dirige Carmen Crespo les abre sus puertas y les deja entrar en la mesa de operaciones.

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