Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía, está forzando una crisis en el Gobierno andaluz para fortalecer a sus fieles dentro de su partido y frenar la fuerte contestación interna que sufre en provincias como Almería
Las tensiones en el seno de Ciudadanos van en aumento y amenazan con descomponer la propia estructura del partido en provincias como Almería. Las luchas de poder han llevado, hasta el momento, a la dimisión en bloque de hasta cinco agrupaciones de la provincia, a lo que se suman las expulsiones de algunos de los concejales que el partido naranja consiguió en los Ayuntamientos de Huércal de Almería, Roquetas de Mar o Huércal-Overa. Otros episodios de los últimos meses, como la moción de censura fallida de Gérgal –con un concejal de Cs que firmó la moción pero luego votó en contra– y la reciente moción de censura de Huércal-Overa, desconocida por la dirección provincial de Ciudadanos, tampoco han ayudado a mantener la imagen de coherencia en una formación que pierde credibilidad a marchas forzadas.
La situación en las agrupaciones municipales ha devenido caótica y la ciudad de Almería es el mayor ejemplo. Aquí, las cinco asambleas locales se mantienen sin actividad y sin apenas militantes para que no se evidencie la falta de apoyos de la actual presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, que quedó excluida en la elección de representantes para los órganos nacionales del partido en una reciente votación. Según fuentes de Ciudadanos, los reglamentos internos del partido naranja no se cumplen, ante el silencio del secretario de Organización del partido provincial, Rafael Bretones, que es el único que conoce, a día de hoy, datos básicos como el número de afiliados de la formación.
Para hacer frente a esta situación, la estrategia de los responsables provinciales está pasando por intentar compensar a sus fieles a cualquier precio con puestos en el Gobierno de Andalucía, el gabinete de la presidenta del Parlamento o en los puestos de la Diputación de Almería. En este punto, se ha dado el caso de ofrecer el puesto de auxiliar del Grupo Municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de El Ejido a un cargo orgánico, concretamente al secretario provincial de Redes Digitales, Información y Comunicación de Ciudadanos, algo que está expresamente prohibido en los estatutos del partido.
La situación que se vive en Almería está suponiendo un quebradero de cabeza más para el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, que lleva días forzando una crisis de gobierno en el seno del Gobierno andaluz, en busca de nuevos puestos que ofrecer a sus adeptos. Concretamente, el vicepresidente y consejero de Turismo y Justicia pretende desgajar sus dos consejerías, lo que daría entrada a un nuevo representante de Ciudadanos en el Consejo de Gobierno de la Junta y le permitiría, quizás, tener hasta ocho delegados provinciales nuevos de su formación política. Esto supondría una bocanada de aire fresco para el aparato del partido, en su lucha para apaciguar los fuegos que se le multiplican, no sólo en Almería, sino por todo el territorio andaluz.
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