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Diego del Cachote muestra hechuras de cantaor de futuro en el cierre de Plazeando en Plaza San Roque

El ciclo, que se enmarca dentro del 54º Festival de Flamenco y Danza de Almería, se completó tras las actuaciones en semanas anteriores de María Márquez y Aquilino García

Almería es una de las capitales del flamenco. Lo es tanto por la numerosa afición existente como por ser una fuente inagotable de nuevos valores del cante, del baile y de la guitarra, como lo son todos los que, en los últimos siete años, han pasado por el ciclo Plazeando. Una iniciativa del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería que tiene coordinación artística de Jesús Fernández, y que ayer celebró el último de los tres recitales de este año, como antesala de lujo al arranque del Festival de Flamenco y Danza.

Tras María Márquez en la Plaza Careaga y Aquilino García en el Cerro de San Cristóbal las últimas dos semanas, anoche fue el turno de otro joven artista, Diego del Cachote, que actuó en la Plaza San Roque con un generoso repertorio y la vitola de haber sido finalista de la última edición del programa de Canal Sur, ‘Tierra de Talento’, y de haber sido elogiado por el mismísimo José Mercé.

Diego nace en el núcleo de una tradición de familia flamenca. Su abuelo Diego El Cachote fue el primero de una generación de buenos aficionados y artistas en el mundo del flamenco. Su éxito tan temprano no le otorga sino una responsabilidad de compromiso por y para el flamenco, con estudio y dedicación constante como premisa fundamental, que le otorga un conocimiento de la raíz de los estilos más puros con obligación de cultivar el cante desde sus cimientos aportando un carácter fresco y generacional propio de la edad que le toca vivir.

Acompañado a la guitarra por Antonio de Quero, Diego arrancó su actuación por alegrías, siempre agradecidas por sus querencias melódicas y su accesibilidad. Y precisamente el paso a dos palos solemnes como los tarantos y la cartagenera dieron la clave del desarrollo de su recital, alternando formas livianas con lo profundo de los cantes más jondos. Demostrando hechuras de cantaor de futuro y de manejo de todos los palos, pese a su juventud.

También de los maestros, como la versión especial que realizó de ‘La Leyenda del Tiempo’, al modo Enrique Morente, o los famosos tangos de Paco Cepero, de aquello de los Chiquetete convertía en oro. Entre ellos, una soleá templada y una seguiriya repleta de nervio eléctrico. En los bises finales, no faltaron bulerías y una tanda de fandangos que terminaron de poner al público en pie. Y que viva Plazeando.

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