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Los arquitectos rinden homenaje a la figura de Aroldo Gamper, propulsor de la conservación del casco histórico y del urbanismo sostenible

El Colegio Oficial de Arquitectos de Almería COAA), ha rendido merecido homenaje a Aroldo Gamper, con la celebración de unas jornadas en memoria del que fuera uno de los principales paladines en la defensa  del patrimonio almeriense no monumental frente al desarrollismo destructivo de la décadas 60 y 70, y también propulsor del urbanismo medioambiental,  respaldado hoy en día, pero incomprendido y menospreciado tiempos atrás.

Las jornadas, celebradas en la sede del COAA, en la calle Martínez Campos, donde permanecerá abierta al público una exposición de su obra gráfica hasta el día 30 de diciembre, reunieron a arquitectos, políticos y representantes vecinales de asociaciones como La Chanca-Pescadería  A Mucha Honra,  La Traíña y Casco Histórico, que quisieron recordar a este “activador cultural”, “pensador crítico”, “urbanista humanista”. “ecologista” y “educador social”,  junto a amigos y familiares, como su hija, Fátima Gamper, a quien el decano del COAA comunicó que el Colegio va a solicitar a los Ayuntamientos de Almería y Berja  que dediquen un espacio en reconocimiento a ese “trabajo impagable” por la conservación de la arquitectura popular y la naturaleza, así como su generosa entrega a las personas en riesgo de exclusión social.

Luis Cano recordó, en una sala de exposiciones repleta asistentes, la carismática figura de este urbanista y pintor, que ha dejado huella en el casco histórico de Almería y en la Alpujarra almeriense. Nacido en Suiza en  1937,  llegó a Almería en el año 1977,  cuando el casco histórico había sufrido muchas pérdidas de edificios que, en los años 60 y 70, fueron menospreciados sin tener en consideración la arquitectura popular o ambiental, característica de la ciudad.

“El Colegio de Arquitectos de Almería fue parte activa en el proceso creciente de sensibilización de la sociedad hacia la ciudad consolidada antigua y  en ese proceso que comenzó en 1975 con un inventario de edificios y de fotografías y, posteriormente. exposiciones, carteles, mesas redondas y trabajos de catalogación, tuvo una parte activa muy importante el artista Aroldo Gamper”,  recordó Cano. Colaboró, a partir de 1987, en diversas iniciativas del Colegio de Arquitectos  y la obra gráfica que aportó “fue fundamental para dignificar y poner de relieve la arquitectura de valor ambiental, antes menospreciada, y logró que el ciudadano almeriense medio se reconociera con ella y la pusiera en valor, contribuyendo a recuperar el aprecio perdido por los valores patrimoniales de la arquitectura de Almería”. Parte de ese legado gráfico forma parte de la exposición, gracias a la cesión temporal realizada para este homenaje por su hija de óleos y acrílicos, cartelería, collage fotográfico y técnicas mixtas de contenido arquitectónico.

Los ponentes, el arquitecto Eduardo Blanes, el periodista Miguel Ángel Blanco y el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Berja, Antonio Romero, se adentraron en el peculiar ‘mundo Gamper ‘ y en su contribución en ese proceso conciliador entre el ciudadano y la arquitectura almeriense  y entre la arquitectura y la naturaleza, desde el Taller Aroldo en La Chanca, un proyecto social para impulsar la formación y creatividad de los jóvenes y marginados a favor de su inclusión social, y la Asociación Alpujarra Viva, desde la que, una vez asentado en Berja, se convertía en el propulsor de la protección medioambiental y en estímulo de la arquitectura responsable,  dedicando los últimos años de su vida a los demás hasta su fallecimiento en 2012. “Fue un ejemplar artista y dinamizador cultural que amó y defendió nuestro patrimonio urbano, como suizo que era de nacimiento y almeriense de adopción y de corazón”, describió el decano.

Asistentes como Humberto García, Alfonso Rubí , Juan Díaz , Javier de Torres o Carmelo Bentué quisieron compartir con los asistentes al acto recuerdos de su enriquecedora compañía, tanto en lo profesional como en lo personal.  Un legado que dejó huella en el Plan General de Ordenación Urbana de 1998 de Almería capital, en la confección del primer Catálogo de Bienes Protegidos y en los proyectos de recuperación del casco histórico puestos en marcha por el Consistorio almeriense, como expusieron los técnicos municipales Jorge Nofuentes y Eva Cristina Rodríguez, como el parque de La Hoya, la recuperación de San Cristóbal o la nueva iniciativa, aún no presentada, de crear un recorrido peatonal que conecte la Alcazaba y el Hospital Provincial.

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