Sindicatos aseguran que la Consejería de Educación ha recortado 75 plazas en el proceso de escolarización 2021-22
La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha vuelto a utilizar la tijera de los recortes en lo público y ya son tres los colegios de la capital que cuentan con menos plazas para el próximo curso 2021-22, según han denunciado los sindicatos. Uno de ellos, USTEA, asegura tener constancia de, al menos, la supresión de al menos una línea de educación infantil en los centros E.I. Mar de Alborán, C.E.I.P. Lope de Vega y C.E.I.P. Madre de la Luz. “Debido al Covid algunos padres y madres han decidido no matricular a sus alumnos de 3 a 6 años en la etapa no obligaroria de infantil, pero si todo vuelve a la normalidad, es previsible que vuelvan a matricularles” una opción “imposible si, a priori, la delegación de educación de Almería cierra estas líneas educativas”
El periodo de matriculación ha comenzado con una oferta de 1.441.000 plazas para toda Andalucía, es decir más de 4000 plazas inferior a la del año pasado, cuando la cifra fue de 1.445.148. Esto se traduce en un importante recorte de clases en los colegios públicos andaluces. Si este curso los centros educativos públicos han sufrido un recorte de 568 clases, con las plazas ofertadas ahora, es evidente que la reducción será aún mayor.
Los centros educativos han recibido una previsión de clases para el próximo curso que no se corresponde en absoluto a las necesidades reales de los mismos, indican. La oferta de plazas públicas de la Consejería de Educación se ha hecho “a la baja” y sobre una previsión de 25 alumnos y alumnas por aula. Es decir, muy por debajo de la demanda real, conforme a los datos municipales de empadronamiento que manejan los equipos directivos de los colegios, y manteniendo las clases en la ratio máxima permitida por la normativa.
Las familias que estos días realizan la solicitud de plaza para sus hijos e hijas, se encuentran frecuentemente con que el colegio público de su elección cuenta con una sola clase, es decir 25 plazas, en lugar de las dos clases que se ajustarían a la población del entorno. Ante el temor de no conseguir entrar, se ven forzadas a optar por una segunda o tercera opción, para no “arriesgar”. De esta manera, el recorte de plazas ejerce un efecto disuasorio sobre las familias. El resultado es la eliminación de una clase, la exclusión de los niños y niñas cuyas familias sí arriesgaron y la masificación de la clase que sí se mantiene, siempre con una ratio al límite de la legalidad, cuando no superando la cifra máxima que marca la normativa.
Estos datos son los que USTEA ha podido recabar con sus propios medios, a través de las denuncias de equipos directivos y AMPAs. Ante la falta de datos oficiales y la opacidad de la Consejería, sólo sirven para hacerse una idea de la amplitud del problema en los centros educativos públicos de toda Andalucía.
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