Rafael Montes. Alcalde de Fiñana
Debo confesar y confieso que tras el resultado de las pasadas elecciones municipales y la extraña manera en la que se consiguió que un juez anulase el resultado de las urnas por un voto, he pensado en muchas ocasiones que no valía la pena seguir. La crispación que PP y VOX han intentado traer a un pueblo de 2000 habitantes, buscando el enfrentamiento entre familias, con ataques personales y todo lo que puedan imaginar, me hizo reflexionar profundamente sobre si realmente valía o no la pena someter a mi familia a este disparate en el que las extremas derechas tratan de convertir la política hasta en pueblos como éste.
El próximo 26 de noviembre celebramos elecciones en Fiñana. No hay campaña, sólo se repite el hecho de la votación en dos urnas, unos 1.000 votos.
En Fiñana gobierna el PSOE con mayoría absoluta desde hace varias legislaturas. Mal no nos ha ido en este tiempo porque hemos conseguido generar una importante oferta de turismo rural, museos, un centro de interpretación y hasta gente que ahora se destapa como de extrema derecha viene aquí a montar sus empresas. Nuestros mayores tienen servicios y comodidades suficientes para quedarse aquí, y nuestros jóvenes quieren encontrar oportunidades que les permitan emprender en su pueblo. Estamos en ello y no muy lejos de conseguir importantes avances en este campo.
Por todo ello, mi reflexión personal, es que no debo ni puedo arrojar la toalla por el hecho de que unos oportunistas de la política intenten hacerse aquí un hueco que les permita medrar. Uno, el candidato de VOX, no sabe siquiera si podrá tomar el acta de concejal, si la saca en esta segunda vuelta, porque está pendiente de un juicio penal, acusado por la Guardia Civil y la Fiscalía de un delito continuado de falsedad documental en la expedición de recetas veterinarias. Y ¡ojo! que le piden 3 años de cárcel, con su correspondiente pena de inhabilitación. El sujeto tenía una clínica en Guadix y allí, junto a otro establecimiento, montaron su particular trama.
El candidato del PP, nieto de una queridísima familia de aquí, de Fiñana, lo primero que anuncia en campaña es que se traslada al pueblo y que abre aquí su taller. Un mes después de las elecciones abre su nuevo establecimiento en Guadix, donde también reside. Miente a los vecinos y se queda tan pancho.
Ni quiero ni puedo dar un paso atrás ante semejante disparate. Pero sí hay una diferencia entre ese momento de mayo, cuando nos tumbaron las elecciones por haber revalidado nuestra mayoría absoluta y ahora, que toca repetir en dos mesas.
Ahora sabemos a qué se dedica VOX con el trasvase de dinero, de millones de euros de sus donantes a la fundación de su jefe, Santiago Abascal.
Ahora sabemos que el jefe de los otros es absolutamente capaz de todo con tal de intentar llegar a un mínimo poder. Lo reconoce en Onda Cero y tiene la caradura de dar lecciones a los demás sobre lo que tienen que hacer. Y quien tenga amigos en Valencia o Extremadura que llamen y pregunten. Que la cosa cambia, mucho, y no a mejor.
Por todo ello el 26 de noviembre no sólo vamos a vernos las caras, sino que vamos a dar la cara, por Fiñana y por todos, porque se acabó poner la otra mejilla.
Ahora hay que luchar con un único ideal por bandera, el de no pasarán. Por Fiñana no.
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