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OPINIÓN. ¿Son pecado las medias verdades?

Martín Gerez, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Vera
Martín Gerez, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Vera

MARTÍN GEREZ CLEMENTE. Portavoz del PSOE en Vera y secretario de Economía en la Ejecutiva Provincial del PSOE

En un reciente pleno municipal un concejal del PP -a quien aprecio y al que alabo su prudencia- me acusó de decir una “media verdad, o una verdad a medias”, y me sorprendió porque yo estaba convencido de su plena veracidad.

Sin embargo, en otro pleno, el propio concejal no tuvo reparo, pese a su prudencia, a envalentonarse y acusar al Gobierno de Pedro Sánchez de la grave regresión de nuestra playa naturista, y lo hizo justo ahora que el proyecto de instalación de un dique para retener la arena está a punto de ser realidad. De hecho, está ya en la tramitación ambiental previa a su licitación. Además, muy desmemoriado, olvidó los muchos años en los que sin muchas explicaciones se aparcó la solución al problema de la playa por los gobiernos de Aznar y de Rajoy y sin que el PP local hiciera nada por recordárselo.

Unos días después, otro concejal popular -menos prudente, quizás por su juventud y por sus conocidas ambiciones políticas- cargaba duramente en un medio digital contra el Gobierno de España porque en los Presupuestos Generales del Estado no aparecía consignación alguna para la Laminación del Río Antas, olvidando también que en 2001 esa obra la declaró de interés nacional el gobierno de Aznar, pero fijó para ella como horizonte temporal el año 2021 (20 años después).

Y también olvidó que en 2012, cuando sucedió la riada, gobernaba el país Mariano Rajoy y que José Carmelo era alcalde, y tampoco se cambió la planificación de la obra. El actual gobierno que dirige Pedro Sánchez ha cumplido con las previsiones de Aznar y ha iniciado la licitación del proyecto técnico en 2021, pero debe seguir todos los pasos administrativos obligatorios que, quizás, debió acelerar el anterior gobierno popular.

Para el PP las ‘medias verdades’ sólo salen de la boca de sus adversarios políticos. En su ensoñamiento orgulloso están convencidos de que ellas y ellos pueden decir todo lo que les parezca porque las suyas sí son verdades absolutas y, además, tienen bula y no son pecado.

Solo así puede entenderse que casi todos los fines de semana las portadas y las mejores páginas de interior de la prensa provincial estén al servicio de la consejera Carmen Crespo, dispuesta a convertirse en Ayuso andaluza con su batería de medias verdades soltadas sin ruborizarse siquiera.

Repite la consejera de Agricultura todas las semanas que el Gobierno de la Nación ha cortado el trasvase del Tajo Segura y lo convierte en injusticia y agravio a los almerienses, pero olvida premeditadamente que las reglas que regulan su funcionamiento las aprobó el gobierno de Aznar en 1997 y que, posteriormente, las actualizó otro Gobierno del PP, el de Rajoy, del que ella casualmente era delegada del Gobierno en Andalucía. Olvidarlo intencionadamente para culpar a los socialistas de la sequía y la falta de agua es poco ético, como lo es olvidar que el único corte real del trasvase lo ordenó en 2017 el propio Rajoy, sin duda por falta de agua embalsada como ahora y no por capricho.

El Gobierno de Pedro Sánchez sólo ha modificado una de las reglas: la que rebaja de 38 a 27 hm3 mensuales el volumen de agua a trasvasar en caso de que los pantanos de cabecera estén en nivel 2. Por cierto, esa cantidad mensual durante un año suma 324 hm3, los mismos que históricamente se vienen trasvasando desde el inicio de esta infraestructura a finales de los años 70. En definitiva, un cambio que pretende alargar los trasvases y reducir la excepcionalidad, ¿es tan difícil de entender?

Y no queda ahí la cosa, para la consejera resulta gratis decir que el gobierno deja sin riego 23.000 hectáreas de campo almeriense aunque, en realidad, sólo son 3.831, como así lo publica la web del Sindicato Central de Regantes, el SCRATS. Quizás la consejera se confunda con las que se riegan con el Trasvase del Negratín, que lleva más de un año cortado o ¿no es confusión y lo dice intencionalmente?

Y el remate final es la afirmación de Carmen Crespo de que el Gobierno de España deja sin agua para beber a 150.000 personas en el Valle del Almanzora, porque sabe la consejera que desde hace muchos el abastecimiento domiciliario en la zona, prácticamente en todos los municipios, lo hace Galasa y ésta se abastece de la desaladora de Carboneras en su totalidad.

En fin, igual sí son pecado las medias verdades y alguien no lo sabe.

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